Es conocido por sus contribuciones a la composición fotográfica y por sus esfuerzos para establecer y desarrollar el
ensayo fotográfico. Durante los primeros años de su carrera, sus trabajos no fueron apreciados debido a sus ángulos poco ortodoxos y a su deseo de conservar un estilo fotográfico personal. Incluso al final de su vida Kertész consideró que no había obtenido el reconocimiento que merecía. Actualmente, es considerado una de las figuras más influyentes del
periodismo fotográfico.
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A pesar de que su familia deseaba que trabajara como
corredor de bolsa, Kertész se convirtió en un fotógrafo autodidacta y sus primeros trabajos fueron publicados principalmente en revistas, una tendencia que se mantuvo durante la mayoría de su carrera. Kertész sirvió brevemente en la
Primera Guerra Mundial. En 1925 se mudó a
París en contra de los deseos de su familia, en donde formó parte del creciente grupo de artistas inmigrantes y del
movimiento dadaísta. Además, allí su trabajo fue exitoso crítica y comercialmente. Sin embargo, la amenaza inminente de la
Segunda Guerra Mundial lo obligó a emigrar a los Estados Unidos, donde tuvo una vida más difícil y tuvo que reconstruir su reputación a través de comisiones. También tuvo altercados con varios editores, ya que no creía que ellos reconocieran su trabajo. Durante los
años 1940 y los
años 1950, Kertész dejó de trabajar para revistas y ganó éxito internacional. A pesar de los numerosos premios que obtuvo durante los años, Kertész consideraba que el público y la crítica no valoraban sus obras, un sentimiento que perduró hasta su muerte. Su carrera se divide generalmente en cuatro periodos llamados el periodo húngaro, el periodo francés, el periodo estadounidense y el periodo internacional.
BAILARINA SATÍRICA
A comienzos de los años treinta su estilo evoluciona gracias a su nueva cámara Leica de 35 mm, muy manejable y discreta. En 1933 realiza, con la ayuda de dos espejos deformantes de circo, una de sus series más innovadoras, Distortion, para un encargo de la revista Le Sourire sobre el cuerpo femenino. Esta insólita solución visual, que “subraya lo extraño de la realidad, pero no lo falsifica”, representa un paso de gigante tanto en la obra del artista como en la historia de la fotografía. En esa época trabaja para diferentes revistas europeas como Vu, Sunday Times, Berliner Illustrierte Zeitung y Uhu, e introduce en París a un compatriota que será uno de los corresponsales de guerra más famosos del siglo XX, Robert Capa.
DISTORTION No. 147 1933
DISTORTION No. 85
DISTORTION No. 40
FUENTES: